Acabo de dejar a los abuelos de Mateo en el aeropuerto. Como siempre son momentos difíciles porque nos damos cuenta de lo mucho que la cercanía nos beneficia, y tras pasar unos días juntos se hace complicado decir adiós. Mucha lágrima, moqueo y nudo en la garganta. En esta ocasión la cosa se hace harto imposible, porque con Mateo de por medio se nos parte el corazón a todos al ver a esta familia crecer y no poder disfrutar cada instante juntos.
¿Pero es cierto que no lo “disfrutamos juntos”? No quiero ser pesado en el tema, pero si calculamos el número de días que pasaremos juntos la parte Española de la familia vs. la parte Californiana, ¡pues resulta que me salen los números a favor de España! ¡¡De verdad!! Entre cumpleaños, fiestas y demás, seguro que veremos a la familia de Santa Rosa menos de los 60 y pico días que calculo pasaremos juntos con los abuelos paternos. Además que ahora gracias a Internet nos vemos cuando queremos, literalmente.
En fin, que han sido unos días maravillosos en los que el pequeñín ha pasado más tiempo en brazos de su abuelo y de su abu(ela) que de su padre (como debe ser para que los de lejos disfruten de su compañía ahora que es tan maravilloso en su fragilidad). Los mayores hemos disfrutado pasando al bebé de brazos en brazos, adecuando la casa para la llegada de un nuevo inquilino, y planeando los meses venideros en los que Mateo conocerá a su bisabuela y el resto de familiares y amigos del otro lado del charco. No nos podemos quejar, hay que dar muchas gracias y seguir disfrutando todo lo que nos da la vida.
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Juanjo just left Mateo’s grandparents at the airport. It’s always so hard to say goodbye, as the time together reminds us of all the ways that being nearby makes for more chances to spend time together. Lots of tears, and knots in the throats of Juanjo and his dad especially. And this time it was even harder, because with Mateo here now it’s heartbreaking for all to see the family grow and not be able to spend every second together.
But is it true that we can’t spend as much time as we’d like? Juanjo always says that if we calculate the days we spend together as a family, the Spanish side vs. the California side, it turns out that Spain wins out, despite the fact that we live further away! It’s true!! Between birthdays, holidays and other visits, we almost certainly end up spending less time with our Santa Rosa family than the more or less 62 days we’ll spend with the paternal grandparents. And not only that, but now with the Internet we can literally see each other whenever we want to.
En fin, the days with abuelo and abuela were sweet and filled with love. Our little guy spent more time in his grandma and grandpa’s arms than he did with his daddy (as it should be, so that those who live further away can enjoy him while he’s still so small and new). We enjoyed passing the baby around, making small changes to the house to make more room for the new resident, and making plans for the coming months when Mateo will meet his great grandmother, and the rest of his family and friends from the other side of the pond. We can’t (and shouldn’t) complain, as we have much to enjoy and be grateful for in this great life.