En este día especial, y desde un lugar privilegiado de la cuidad de su juventud, quiero felicitarle a mi padre por todo lo que me ha dado en la vida.
Es una lista interminable de cosas las que me ha dado, pero voy a intentar hacer justicia y que no se quede nada importante en el tintero. Seguro que con todo y con eso algo se me olvidará. Seguro.
Lo primero, su cariño. Mi padre es de esos “chapado a la antigua”, que siempre ha sido padre antes que amigo, pero que ha sabido encontrar el equilibrio perfecto entre lo uno y lo otro. Ha sabido al mismo tiempo regañarme y enseñarme como se hacen las cosas (con su ejemplo y con sus consejos), siempre dejando bien aparente su palpable amor y apoyo incondicional para lo que haga falta.
Además de cariño mi padre me ha dado y me sigue dando incluso en la distancia una dedicación absoluta, exclusiva, derrochando su energía en ideas que en su momento pudieron parecer excesivas. Excesivos los cursos en los que yo acababa mezclado con gente de otras edades, excesivas las tardes de cine y deporte que nos regalábamos por doquier, excesivos los regalos y las atenciones para que al niño no le falte de nada.
Mi padre además me ha dado junto a mi madre (que en todas estas cosas que aquí digo ha sido siempre cómplice) una educación privilegiada. Desde lo más simple a la hora de elegir guardería, colegio y actividades extra-curriculares hasta lo más exótico en la formación universitaria y preparación para la vida profesional con sus empujones siempre hacia delante.
Y para colmo de los colmos mi padre me ha dado todo su gran corazón, casi quedándose sin él a veces, para que supiera ver el mundo de una manera amable, honesta y rigurosamente humilde.
Todo eso, y mucho más, me lo ha dado mi padre.
NO TENGO PALABRAS SUFICIENTES PARA ESPRESAROS LA ALEGRIA Y EMOCION QUE ME OSHA CAUSADO VUESTRA FELICITACION.HA SIDO LA MEJOR FELICITACION QUE PODIA RECIBIR.GRACIAS POR TODO A LOS DOS. MUCHOS BESOS