¡Nuestros segundo y tercer dÃas han estado llenos de diversión y de algunas aventuras pasadas por agua! Jugamos ayer con las olas del océano durante mucho tiempo, actuando como si fueramos niños pequeños otra vez. Juanjo por supuesto me abordó enseguida, lanzándome bajo el agua antes de que pudiera ponerme tÃmida por el frÃo. Buena cosa, porque no hacÃa frÃo de verdad — el agua estaba lo bastante caliente como para jugar todo lo que quisieramos, a pesar de las nubes y un ligero calabobos.
Hoy fuimos de excursión por la jungla tropical hawaiiana donde vimos un par de verracos salvajes, y nos hicimos paso a través de la maleza en una senda que a momentos se hacÃa invisible. Lo que comenzó bajo una lluvia aceptable se convirtió en tormenta torrencial después de que cruzáramos por primera vez el arroyo por un paso aceptable. Con el aire en los pulmones impregnado por olores a vegetación y lluvia recién caÃda nos adentramos a través de un camino más estrecho aún en buscal del segundo cruce del arroyo. Pero nos encontramos cara a cara con un agua que rugÃa en la superficie y que no habÃa manera de cruzar a pie. Nos dimos la vuelta a través del mismo bosque, saltando sobre charcos e intentando evitar los puntos especialmente fangosos, hasta que conseguimos llegar a nuestro primer punto de cruce. ¡Pero el nivel del agua habÃa subido! Primero yo y después Juanjo de seguido, cruzamos agarrados a bastones improvisados por ramas de árbol y deslizando los pies por la roca para intentar no caer en la fuerte corriente. Juanjo perdió un zapato brevemente, pero pude recuperarlo rÃo abajo. ¡Buena cosa, porque habrÃa tenido que caminar casi descalzo a través de la lluvia una hora para llegar al coche!
Ahora estamos en la segunda casa de alquiler en Kailua, un lugar encantador de los años 30 con suelos de madera oscura y muebles de mimbre. La playa está a unos pocos minutos caminando — una playa arenosa y larga que parece encantadora. ¡Si no fuera por la lluvia! Asombrosa esta lluvia. En nuestro trayecto a la casa de esta tarde tomamos una salida incorrecta porque diluviaba y difÃcilmente se veÃa la carretera. ¡Tuve que frenar de golpe un par de veces porque habÃa inundaciones y el agua se levantaba en el camino! Sigue lloviendo ahora, mientras me siento aquà escribiendo esto, y la predicción del tiempo es que seguirá lloviendo toda la semana.
En un par de horas nos iremos para recoger a Iliana del aeropuerto, y el trabajo en este viaje comienza mañana para mà con la CIES (conferencia internacional comparativa de la sociedad de la educación). ¡Me siento muy afortunada de tener el trabajo que tengo que me da la oportunidad de viajar como esta vez, y tener a Juanjo con un trabajo tan flexible que le permite venir conmigo! ¡Donde será nuestro próximo viaje?! Por ahora, tenemos casi una semana entera por delante para seguir explorando Oahu (quizás bajo techo, a menos que queramos seguir empapándonos como lo hicimos hoy!). Ya os contaremos.